domingo, 9 de noviembre de 2014

51.- RESIDENCIA OLÓZAGA - GETXO

La residencia Olózaga, también conocida como “casa rosada” o “casa encantada, fue mandada construir por José Olózaga Gallarreta (Gordexola 1847) en un solar comprado a Luciano de Alday en 1898. Este mismo año se presentó el proyecto realizado por el maestro de obras Francisco Ciriaco de Menchaca y las obras duraron algo más de dos años. José Olózaga era carpintero y estaba casado con María Eugenia Velázquez y Objío, natural de Santo Domingo (República Dominicana) a quien había conocido en Cuba, país al que había emigrado en su juventud con la esperanza de mejorar su situación personal.
La casa era habitada solo en época estival. María Eugenia había sido cantante de ópera y por su carácter, forma de vestir y maquillarse resultaba extravagante en el Getxo de principios del siglo XX. Además con cierta frecuencia improvisaba recitales nocturnos en la terraza alta de la casa que la condujeron a ser conocida como “casa encantada” o “casa de las brujas”. D. José falleció en Madrid en 1918 y su esposa tres años más tarde. Al morir sin descendencia la casa fue heredada por varios hermanos de María Eugenia que vivían en la República Dominicana y Nueva York. En 1927 fue adquirida por el matrimonio formado por Ramón Orendaín y Sarriegui (fallecido en 1932) y María Amann Martínez de las Rivas. Es probable que en estos años se realizara la reforma de  la zona de servicio para habilitar la capilla en el sótano del edificio, debajo de la terraza que precede la entrada principal de la casa.
Tras el fallecimiento de Dª María en 1948, sus herederos vendieron el palacio a Luis Malo de Molina y Soriano, casado con Dolores de la Riva Casanova, y a esta época pertenece el escudo que preside la fachada zaguera e hicieron algunos cambios en la otra fachada. Debido a la larga y reciente vinculación de esta familia ha motivado que esta residencia sea conocida y designada como Palacio Malo de Molina.
Finalmente en 1982 los cinco hijos del matrimonio vendieron el edificio al Ayuntamiento de Getxo y en la actualidad está ocupado por las áreas de Organización, Personal e Informática y Euskera tras la última rehabilitación del inmueble que culminó en 2011. El  Ayuntamiento ha respetado la distribución interior que la casa presentaba en el momento de la compra, sin embargo procedió a obras de limpieza y adecentamiento del exterior. De este momento data la tonalidad rosácea que presentan las fachadas y que ha dado lugar a que también sea conocida como “Casa Rosada”.
El edificio encierra algunas particularidades que le otorgan un carácter excepcional dentro de la arquitectura residencial de Getxo a finales del siglo XIX y, sobre todo, en el campo de las casas erigidas por los indianos en el norte de España en esos años y ha llevado a algunos a pensar que el proyecto pudiera haber sido realizado en Cuba o que Menchaca se replegó ante los deseos del matrimonio que, sin duda, debió contar con algún repertorio fotográfico o de dibujos para realizar este encargo .Por un lado resulta muy llamativa la concepción de una casa con semisótano y planta baja, así como la inclusión de un remate en terraza con una ligerísima inclinación hacia el patio para facilitar la evacuación del agua de las lluvias. Esta terraza está coronada por un pequeño torreón cuadrilongo que permite el acceso a la azotea. Esta distribución fue totalmente anómala ya que la mayoría de las residencias del momento se caracterizaban por la presencia de cubiertas de fuerte pendiente y estructura complicada. Los planos del proyecto presentan una vivienda organizada en torno a un patio central abierto, limitado por galerías de arcos de medio punto que daban paso a las distintas dependencias de la planta baja. Debido al clima húmedo de Getxo, una vez iniciada la construcción del edificio se colocó una cubierta acristalada sobre el patio, así este pasó a funcionar como hall iluminado con luz natural.
Otra particularidad es el empleo generalizado de baldosas cerámicas dispuestas en composiciones caprichosas ya que lo habitual era el empleo de maderas de calidad en los recibidores y habitaciones, de hecho solo se utilizaban baldosas en los cuartos de baño y algunas dependencias del servicio. Y por último, la configuración de la fachada principal con un cuerpo delantero flanqueado por sendas escaleras laterales con elegantes arranques de ritmo curvado y una terraza central, limitada por columnillas de fundición, ya que en la arquitectura vizcaína del momento era habituales los porches y las galerías.
El semisótano estaba destinado a dependencias del servicio. Por lo que se refiere al piso principal, el hall rectangular es el corazón de la casa y está rodeado por un pasillo que da paso al resto de las habitaciones, actuando como auténtico núcleo funcional de la vivienda. Por lo demás la ausencia de algunas dependencias como la biblioteca, el despacho o la capilla pueden explicar su finalidad como casa de descanso estival.
En la decoración hay algunos detalles llamativos como el diseño modernista de la puerta que comunica el vestíbulo con la escalera del sótano, así mismo en uno de los flancos laterales presenta un murete con sillería abujardada en la parte inferior y un remate de motivos avolutados entrelazados, donde se pueden advertir ciertos ecos de modernismo.
Pese a haber tenido varios propietarios a lo largo del tiempo y haber cambiado su finalidad doméstica por otra de carácter público ha permanecido prácticamente inalterada respecto al proyecto inicial.

Fuente: Libro “La Residencia Olózaga: Un ejemplo de la arquitectura de indianos en Bizkaia”de Maite Paliza Monduate editado por la Diputación Foral de Bizkaia en 1992















Plano de sección de la Residencia Olózaga (1898)
 Libro “La Residencia Olózaga: Un ejemplo de la arquitectura de indianos en Bizkaia”de Maite Paliza Monduate editado por la Diputación Foral de Bizkaia en 1992




Fotos interior: http://www.forasterarquitectos.com/blog/una-joya-exotica